lunes, 19 de enero de 2009

FEMINIDAD vs. FEMINISMO

Ok, basta. Llegué al límite del hartazgo de esta estupidez que las mujeres solemos llamar feminismo y que solamente encierra un altísimo grado de incomprensión de la realidad, de la mismísima naturaleza humana. Primero y principal, la mujer es mujer en la diferencia elemental con el hombre y no en su semejanza. O acaso nos estamos sintiendo menos que los hombres? Chicas, mujeres, señoras, por amor de dios! Aprendamos a valorar nuestra individualidad, nuestras diferencias con respecto a los hombres en lugar de calzarnos los pantalones para mucho más que salir a trabajar. Esto ya perdió el punto de poder votar y ser ciudadanas de la Nación hace mucho rato. Me encuentro por la vida con mujeres (mujeres?) que lo único que hacen es intentar superar económicamente a sus hombres, saber más de fútbol que de cocina, y tener sexo en forma libertina con cualquiera, pero ya no por placer, sino por exitismo, los contabilizan. Insólito. Pero no radica ahí el problema elemental. Si el hombre es hombre, y la mujer es hombre, por amor de dios, después no lloren por no poder mantener un hombre contento! El hombre necesita de una MUJER, y no de otro hombre, en una pareja. ES OBVIO! Así como por supuesto, la mujer necesita de un hombre, un HOMBRE. Me pregunto que es lo que lleva a una mujer del siglo XXI a no poder concebir algo tan sencillo que si concebían las mujeres de antaño, aunque por obligación y no por amor. Hoy por hoy, tenemos la libertad de poder elegir a quien amar hasta el día de nuestra muerte, pero AMAR, no torturar, no exigir, no pretender. Simplemente amar. Hay algo más sencillo que servir a quien se ama? Cuando se AMA? Como podemos dar si estamos siempre esperando que nos den? Ah no, que EL se amolde a MI, que EL me conquiste, que EL venga, que EL llame, que EL haga. Y nosotras qué? Cuando el hombre, después de cortésmente (pobre, necesita de nuestro sexo, obvio, y hace lo imposible para conseguirlo, aun a costa de su propia desvalorización y de que lo tratemos como a un perro o peor) haber cumplimentado cada imbécil requerimiento nuestro, pide que se lo cuide, como lo cuidaba la madre, porque la mujer está basada primordialmente en la imagen de mamá, nosotras nos negamos, alegando que tenemos derechos. Bien, tenemos derecho a estar solas entonces y a olvidarnos del macho protector y fértil que proveerá una linda imagen familiar. El orgullo ha llegado al paroxismo de lo estúpido. Me anula la razón ver como hoy por hoy, el feminismo y las idióticas ideas de autorrealización (que poco tienen de ello) arrastran las potencialidades de las mujeres más hermosas, más deseadas, más instruidas (no quiero ahondar en la inteligencia, si fuesen inteligentes se darían cuenta de las cosas más elementales y no nadarían en un mar de narcisismo) al más rotundo de los fracasos. La mayoría de las mujeres se mofan cuando aseveran que al hombre se lo conquista por el estomago, y se jactan a la hora de la seducción de sus habilidades culinarias, haciéndole, muy deshonestamente, creer a la victima que serán Martha Stewart y le proveerán de todo lo que mamá alguna vez les dio, pero después se niegan a cocinarle justificándose en el cansancio del día laboral. De nuevo, entonces, de seguro, estamos deseando más que derechos, más que independencia, estamos deseando soledad. Yo por mi parte, he comenzado a abrazar esta condición que el día de mañana me permitirá la gloria de ser madre, de ser MUJER plenamente. Nosotras exigimos continuamente, una lista interminable de condiciones prácticamente irrisorias, y cuando nos exigen un plato de comida, demandamos respeto! Somos demasiado para atender a nuestro hombre. Bien, entonces: a) no lo necesitamos a nuestro lado… y repito, a no llorar! A hacerse cargo de las decisiones, que después de todo las tomamos en libertad; o b) Somos solamente una consecuencia de la deformación del bien afamado feminismo, que nos aturde con su mensaje cotidiano e ilusorio, haciéndonos creer que por tener algo que los hombres desean, deben estar a nuestra merced. Yo le pregunto a cuanta mujer me lea, si nosotras no deseamos lo que los hombres nos dan. Si nosotras no deseamos la unión tanto como ellos. Si la respuesta es que si, dejémonos de joder y enorgullezcámonos de ser mujeres verdaderamente, de cuidar, de respetar, de completar, de complacer, de dar y no de tener un sueldo gordito en el cajero a fin de mes y mostrar la última cartera de Prada. Si la respuesta es que no, entonces, bien, creo que es hora de redefinir el feminismo, y no confundirlo con feminidad. La fémina completa, plena, sabe como satisfacer a un hombre. Y OJO, no hablo de someterse, sino de dar. De hacer feliz al otro, en las necesidades del otro, en tanto y en cuanto sean necesidades y no caprichos. La feminidad pasa por otro lado señoras, parte de la premisa de la diferencia, como expuse antes. Queremos, exigimos continuamente igualdad con el hombre. Queremos ser hombres. Jamás escuché a un hombre quejarse de que no lo dejaran pintarse las uñas. Ahora, las mujeres queremos tener equipos de futbol, como ellos. Es hora de dejar atrás la necesidad de tener falo y empezar a preocuparse por tenerlo introducido, como DEBE ser, y estar orgullosas de eso.
Cristina Lopez, una increíble profesora, literata y sumamente culta, digna de admiración, dijo una vez, para espanto de muchos en el aula, que estaba orgullosa de su vagina. Por supuesto, ante un grupo hormonalmente exaltado de 18 años, fue sumamente gracioso. Hoy en día, muchos y muchas de ese grupo aún no logran entender (y tampoco lo han intentado) a qué se refería. Se refería exactamente a esto. Cuidemos a nuestros hombres, que ellos aun cuidan de nosotras como si fuesemos de cristal. Hagamos renacer la feminidad en lugar de alimentar este monstruo social en que se ha convertido el feminismo despótico. O continuemos con la necia idea de la igualdad, aun cuando la naturaleza misma ha impuesto las diferencias, y aniquilemos a la raza humana.

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